Pero la gran pregunta es: ¿Es realmente beneficiosa para el que la recibe? Me gusta pensar que aunque no vamos a cambiar el mundo con pequeñas acciones solidarias sí podemos cambiar el pequeño mundo de las personas individuales a las que echamos una mano. Y sin embargo, cuando escuchas a expertos sobre el tema que proceden de estos países en vías de desarrollo lo que dicen es que el efecto de las ONGs no sirve para nada. Que los países occidentales nos dejemos de mandangas caritativas mal entendidas e invirtamos en el país. Que ayudemos a crear las infraestructuras y el tejido necesario para que el país se desarrolle realmente. Porque todos preferimos que nos paguen por nuestro trabajo y esfuerzo, antes de que nos den una limosna, ¿no?
Así que estos debates te siembran la duda. Que uno siempre se encuentra con que al final va sembrando en el camino más preguntas que respuestas. Aunque lo cierto es que desconfío de aquellos que siempre tienen respuestas contundentes para todo y una pasmosa seguridad en todo lo que afirman. Quizás porque he comprobado con el tiempo que las personas más inteligentes y sabias suelen tener cada vez más dudas y preguntas. No sé, por ejemplo, un Stephen Hawking se pasó la vida haciéndose preguntas mientras que cualquiera de nuestros políticos se pasa la vida dando contundentes y seguras respuestas para todo. Juzguen ustedes. Dejo a su criterio evaluar cuál de los dos muestra mayores signos de inteligencia y sabiduría.
Y volviendo al tema que nos ocupa, aunque es cierto que ayudar en la educación parece ser indiscutiblemente útil, es frustrante comprobar que ayudas a un chaval a completar sus estudios y después las posibilidades que tiene de encontrar un trabajo son remotas. Y acaba, como la inmensa mayoría, buscándose la vida aquí y allá para sobrevivir, "managing", que dicen ellos. Así que uno va deambulando de aquí para allá haciéndose preguntas, como un interrogante con patas. Y de repente se encuentra con Lamin, un chaval que ha estudiado gracias a nuestras becas y que ahora es profesor en prácticas. Y vas a su clase, y ves a sus alumnos, y lo bien que lo hace. Y desaparecen tantas preguntas y tanta leche, y entonces no tienes la más mínima duda de que ha merecido la pena. Qué gustazo.
